Cuando hablamos de bienestar animal, nos referimos al “estado físico y mental de un animal en relación con las condiciones en las que vive y muere”, según define la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA).

Un buen bienestar animal requiere prevenir enfermedades, cuidados veterinarios apropiados, refugio, manejo y nutrición, un entorno estimulante y seguro, una manipulación correcta y el sacrificio de manera humanitaria. Mientras que el concepto de bienestar animal se refiere al estado del animal, el tratamiento que recibe se designa con otros términos como cuidado de los animales, cría de animales o trato compasivo.

Sobre la base de esta definición y los principios establecidos por la OMSA, cada interprofesional ha elaborado normas científicamente fundamentadas en bienestar animal y adaptadas a la realidad productiva de cada especie, incluyendo requisitos más exigentes que la normativa europea y nacional, en relación a cada uno de estos principios.

Es una obligación moral y deontológica, como profesionales ganaderos e industriales comprometidos, proporcionar al animal en todas sus fases de producción, los cuidados y entorno necesarios para su correcto desarrollo físico y psicológico y garantizar su cumplimiento.